lunes, 18 de mayo de 2009

La virtud mutante

Si se descubriera algo parecido a la fuente vital del hombre tendríamos que evaluar las distintas imágenes que a lo largo del tiempo se han asociado a ella.

Su manifestación física sería entonces, por ejemplo, una pequeña masa (por lo frágil) de un especie de plasma/gas denso/n-estado de agregación (por lo poco manipulable) y de gran concentración energética manifestada por la luz estilo aurora boreal en su interior (dando una imagen de inestabilidad pero también de fuerza vital que modifica su entorno). Materia de estas características permitiría tener una unidad de vida retenida entre las manos de alguien y esto nos daría una idea acertada de lo fácil que es para prácticamente cualquiera dominar la realidad de cualquier otra persona.

Si bien las consideraciones previas más interesantes serían las de la manifestación no física. La esencia de la vida como acto o como abstracción. Un parto, un velatorio, una ceremonia (religiosa o no) donde se celebra la vida de otra persona. Mucha gente identifica la esencia con estas muestras. También los cambios de identidad, la locura, el odio y el amor. El griterío gutural de la humanidad y su civilización de culturas.

La percepción de los distintos elementos y el peso final que tienen en nuestra esencia vital provoca que se nos muestren como un caleidoscopio mareante. Es interesante ver como la idea de Dios se usa también como metáfora exógena de esto mismo.

La solución se encuentra en mirar a un espejo que refleje algo más que nuestra imagen. Un ingenio físico que refleje algo más que nuestra realidad física (si la hay). Algo que conteste a una pregunta que quizás no tenga respuesta. No todas las preguntas tienen respuesta.

1 comentario:

JaGO dijo...

Un nuevo y horrible mundo se abre paso entre fécula:

www.iugula.blogspot.com

titograndas