lunes, 2 de marzo de 2009

Nee

Dices: "Todo lo que te comunico ahora es mentira". Y te callas.

Suponiendo que dices lo contrario de la realidad, es decir, que me estás mintiendo diciéndo que me mientes tu frase se entiende. Pero si lo que ocurre es que has dicho algo aleatorio, cruzando unas palabras con otras entre los dientes, sin saber bien que buscas en tu cerebro cuando entornas tus ojos desorbitados huyendo de la luz intensa que se te clava en las mejillas, entonces y sólo entonces quizás, probablemente, te esté torturando.

¿Por qué sinó escucharía tus "comunicados" en tal contexto? ¿Que puede haber de atractivo para mi en permanecer como invitado neutro en una tortura lo suficientemente estereotipada como para tener una luz iluminando perlitas de sudor y saliva salpicando un rostro?

Nada. Estoy a favor de todo esto parece ser. Si te da pena lo que voy a hacerte dejaré que me pares y a modo de disculpa me lo haré yo mismo. Hasta ahí llega mi generosidad y naturaleza bondadosa. Pero antes de que digas nada y como pista te voy a describir una situación:

Estas viendo el perfil de un hombre sentado en una silla en una habitación cuadrada, pobremente iluminada y aparentemente vacia. El hombre encarando el centro de una de las cuatro paredes y a una corta distancia de ella. El hombre está un poco encorvado y descubre una arma en su mano. Un arma con gatillo. El hombre mira hacia al frente y descubre un espejo donde otro hombre le devulve la mirada. No reconociendo el rostro el hombre se sobresalta un poco, de tal forma que sólo sus visceras notan el pequeño acelerón de su corazón y el resto del metabolismo.

A los pocos minutos se calma y habla. El otro ya le amenaza con matarle a traves de ese espejo. El hombre descubre en el espejo una puerta hacia si mismo. Esa ventana libera más temores y dudas en el hombre y lo condena a una decisión: Dar o recibir muerte.

No digas nada aún y piensa sobre esto. Te informo de que va a ser con esto que ves en mis manos con lo que te despacharé pero si lo prefieres puedes decirme antes de que empiece que no. Entonces me haré lo que iba a hacerte a ti delante tuya. Y moriré.

Así que parece que es el fin. O tu o yo. Parece que la posibilidad de seguir los dos existiendo ya no existe, ¿verdad?

1 comentario:

Anónimo dijo...

braviiiiiiiiiisimo!